Puerto Rico: su transformación en el tiempo

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Puerto Rico. Su transformación en el tiempo: una interpretación sociocultural de la historia de Puerto Rico

Posted by Mario R. Cancel-Sepúlveda en 26 marzo 2009


  • Dr. Carmelo Rosario Natal, Ph. D
  • Historiador

Este es un libro que agarra al lector desde el saque y en el que los autores logran convertirnos en adictos. ¿Por qué? Porque te ofrecen un aperitivo al principio, que lo es el contenido mismo del capítulo que sea, y casi te obligan, con malicia y madura inteligencia pedagógica, a seguir buscando, explorando, pensando. Se revela un concierto de trabajo largo e intenso entre los autores y el editor, quienes se han propuestro ofrecer, en particular al estudiantado universitario, un texto general de historia de Puerto Rico a la altura de lo que va del siglo XXI. El resultado de esta muy bien planificada complicidad intelectual es un producto cultural de excelencia.

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Dr. Carmelo Rosario Natal

¿Cómo ubicar esta historia general de Puerto Rico en el contexto de la trayectoria historiográfica reciente del género? No es necesario mencionar las principales obras y autores conocidos de las dos últimas décadas y media. Basta con decir que los esfuerzos conducen, a mi juicio, a los libros más logrados hasta la fecha que precede a la publicación que se bautiza esta noche; a saber el de Francisco Scarano (historia general) y el de Rafael Bernabé y César Ayala (historia del siglo XX). En la primera se articula magistral mente lo mejor de la historiografía en una panorámica con intención y diseño pedagógico y en la segunda, en el idioma inglés, se pretende llegar a un público más amplio desde una perspectiva culturalista y globalista en la que la historia de los puertorriqueños dispersos en el siglo XX se considera una sola en la medida en que el Puerto Rico isleño y el de la díáspora (a los Estados Unidos, hay que aclarar, porque la diáspora mundial queda como un enorme reto) se plantean unitariamente como dos aspectos de una misma realidad cultural. 

El libro de esta noche recoge lo mejor de los aportes precedentes, y a su vez añade perspectivas y estrategias novedosas y retantes. Su orientación pedagógica es explícita. Es un libro de historia general para estudiantes universitarios de bachillerato, y orientado desde una perspectiva de pensamiento crítico, internacionalista, global y muy consciente de las posibilidades utilizables de la era cibernética. Los autores cumplen perfectamente con el compromiso contraído al principio. Cada capítulo es una interesante combinación de material informativo y de reflexión en torno a sus implicaciones para el momento histórico dado, y también, a menudo, para el presente inmediato. Esta operación se percibe en forma equivalente en el abundantísimo y rico material gráfico, en el cual se combinan el pasado y el presente de forma poco usual. El estudiante y el estudioso en general, asi se planifica, tendrán siempre el reto de pensar en la relación pasado/presente, acostumbrándose así a estudiar de forma reflexiva en general, y comparativa en particular. 

Las alternativas prácticas son variadas: la lectura expositivo-analítica en sí; los complementos gráficos; los materiales interdisciplinarios que se sintetizan como breves lecturas al margen; las invitaciones a las conexiones cibernéticas y a las exploraciones en el bien organizado disco compacto. Se trata de un repertorio múltiple de recursos que revela un inmenso trabajo de parte de los productores y que deberá mantener a los estudiantes en movimiento intelectual constante. Hacía mucho tiempo que no disfrutaba tanto un libro de este género, que promete y cumple. Es además, un buen antisomnífero. El abundante arsenal gráfico presentra muchas fotografías poco conocidas o desconocidas, que además de ilustrar el texto, por sí mismas pueden invitar a discusiones y debates en torno a sus respectivos contextos. No es menos importante el caudal de gráficas y estadísticas que saltan a la vista, como forzando al lector a no soslayar este importante renglón para la mejor comprensión de los planteamientos. El resultado es, no importa el peso físico algo incómodo del libro, un bello instrumento de información, aprendizaje y estudio pensante de una materia sobre la cual muchos estudiantes han hablado pestes por demasiado tiempo, por las formas aburridas y poco imaginativas con que se ha enseñado la historia. Esperamos que este aporte contribuya significativamente a sacudir tales disgustos. Intereso saber cómo le va a a los autores con sus estudiantes sobre este particular. 

Al igual que la orientación pedagógica, la perspectiva historiográfíca del libro es explícita. El énfasis es en el desarrollo cultural. Ello es evidente en la cantidad y variedad de materiales interdisciplinarios, tanto textuales como gráficos, en los que las distintas artes, aunque claramente privilegiándose a la literatura, tienen algún espacio. Pero el foco en la historia cultural en este caso no significa solamente el que se integre al texto a escritorecancel-libros y artistas. Se trata de una toma de posición historiográfica que se refiere a la corriente de historia cultural que se destaca como una de las más cultivadas internacionalmente, y que es el resultado de los debates que ha suscitado el polémico postmodernismo. La historia cultural que se perfila desde esta corriente más contemporánea y al día postula la búsqueda de formas integrales de hacer historia, en las que, de acuerdo con The Global Encyclopedia of Historical Writing (Vol. 1, 1998) «se incorpora la antropología cultural y la historia literaria con el fin de descodificar expresiones del pasado de toda índole.»[mi traducción] La historia cultural es intelectualmente «omnívora» y pretende bucear de maneras novedosas en los textos, los símbolos, los significados y el lenguaje. El historiador adquiere mayor conciencia de su importancia crítica en la construcción y la deconstrucción de su objeto y prefiere lo popular y cotidiano, en lugar de los tradicionales énfasis en la alta cultura de la élite. Del lado positivo, se tiende a destacar de la historia cultural su «apertura, el uso de la imaginación, y la capacidad de encontrar significados en señas antes desapercibidas» [mi traducción] (ibid.) 

No se logran estas metas teóricas en todo el libro: su naturaleza de texto general no es el escenario apropiado; pero se hace un interesante ejercicio al respecto, por ejemplo, en el capítulo XXII, «Frente al siglo XXI». Este es a mi juicio el capítulo mejor logrado. Se trata de un ensayo sesudo de profundidad y reflexión y bien balanceado en sus apreciaciones Aquí, recurren los términos «historiografía cultural» y «postmodernidad» aplicados a la aguda reflexión crítica sobre los temas predominantes del Puerto Rico actual, sus disyuntivas y posibilidades ante temas como: estatus político; sociedad civil; economía y globalización; neoliberalismo y privatización; ambiente y desarrollo, culminando con una bien pensado planteamiento sobre «la búsqueda de un nuevo modelo económico» en el cual las referencias a los fenómenos económicos internacionales como contexto de lo que ocurre en la isla es un novedoso y refrescante elemento. No es que esto no haya ocurrido en otros textos recientes, sino que en este caso, la reflexión es más completa y articulada. 

Un valor especial de la obra reside en el hecho de que prácticamente la mitad del texto se dedica al siglo XX y lo que va del XXI. Esto no es común, y es un factor que ayuda pedagógicamente hablando a suscitar mayor interés en el estudiante, puesto que la cercanía de los fenómenos históricos les pueden servir de referentes para su mejor autoubicación. Del mismo modo, vale destacar cómo a lo largo del libro, desde el siglo XIX, pero especialmente a partir de los eventos de 1898, se le da un especial destaque a la historia del separatismo, independentismo y nacionalismo, y en general de las resistencias anticolonialistas. Este énfasis, aunque algo desproporcionado con relación a la historia y otros movimientos políticos alternos, me parece que era necesario; precisamente como contrapeso del destaque acostumbrado de estos últimos. 

Señalo brevemente algunas otras instancias específicas de este texto general de historia de Puerto Rico, que a mi juicio le dan su toque y valor peculiar. Primero, la integración entre la geografía, la ecología, el desarrollo de la población y el crecimiento urbano. Luego, las continuas referencias, textuales y gráficas, a los escenarios amplios caribeños e hispanoamericanos. La capacidad de síntesis. El capítulo XXI, «Manifestaciones culturales a partir de la generación de 1950» es una buena síntesis de las principales tendencias más recientes de la literatura, las artes plásticas y la música, con algunos atisbos, solo atisbos, de la cultura popular, especialmente en la música. En el futuro, ya sea en revisiones y ampliaciones de este texto o en trabajos aparte, se deberá atacar ese amplio y complejo mundo de la cultura popular con mayor especialidad, precisamente dentro de los parámetros de la ya mencionada corriente internacional de la historia cultural. Otra característica notable lo es el uso inteligente que se hace de lo mejor de la amplia producción historiográfíca existente, la cual se refleja en una extensa y útil bibliografía. ¿Podría considerarse acaso para el futuro editorial de esta obra ubicar las bibliografías especializadas al final de cada capítulo? 

El distinguido amigo y escritor Luis López Nieves querría hacer más porosa de lo que es la frontera entre la historia y la literatura, al punto de proponer que a la primera se le considere el sexto género literario. Estoy casi seguro de que Luis no está pensando necesariamente en el «linguistic turn» famoso, sino que le entusiasman de verdad, como sabemos, las posibilidades para el conocimiento histórico de sus brillantes juegos, rejuegos y alteraciones de lo que pasó en la historia. Precisamente se le reconoce por esa habilidad, desde Seva hasta El corazón de Voltaire. No se me escapó el que nuestros autores incluyen una instancia muy sabrosa de esos rejuegos en la página 124, donde insertan un sobrio relato del historiador Arturo Morales Camón sobre el fallido ataque de Drake a San Juan en 1595, al lado del cual añaden una «ficción histórica» de López Nieves sobre un imaginado supuesto acto heroico de un miliciano de la capital. Me pareció un ejercicio interesante por lo inesperado, pero al mismo tiempo por provocar en mí pensamientos en torno a las posibilidades de tal estrategia. 

¿Nos merecemos los historiadores, según propone López Nieves, un sillón grandote al lado de los literatos? Sí, en cuanto nos acerquemos a la alta calidad literaria a que debemos aspirar los historiadores. Sí, en cuanto al uso cada vez más cultivado de la imaginación histórica a que debemos propender. Quizás, en cuanto a las posibilidades que para el historiador experimentado representan ciertos géneros narrativos con posibilidades como vehículos de conocimiento histórico. No, definitivamente no, en tanto todavía se deslindan claramente las fronteras de acción, objetivos y metodologías de cada género. De todos modos, la propuesta nos halaga a los historiadores. Los dos que reconocemos esta noche en su obra, son una honra para la profesión y también para las letras en Puerto Rico, ya que la alta calidad literaria de este libro es otra de sus virtudes. 

Les invito a leer este texto con detenimiento, a acercarse a las ilustradas proposiciones y habilidosas síntesis, análisis y provocaciones de los autores, y a utilizar los variados recursos pedagógicos a que acuden. Pienso que estamos ante un instrumento valioso que sirve para que parte de nuestros conocimientos previos se refresquen, enriquezcan y hasta se sacudan ante la invitación a la historia bien pensada y abierta que se nos hace. Lo que no es una característica común en obras de esta naturaleza.

Texto de la presentación leída en la Universidad del Sagrado Corazón, Santurce, PR, el 20 de marzo de 2009.

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